Cuando plantearte un rebranding para actualizar tu marca
Hacer un rebranding no es ningún drama. Como todo en esta vida, las marcas también tienen fecha de caducidad. Actualizarlas es algo natural y positivo.
El momento de replantearte tu marca puede llegar por varios motivos. Algunos son inevitables, fruto de los cambios que se dan a nuestro alrededor. Otros, tienen más que ver con la pérdida de confianza o la forma de percibir la marca. Tanto de tus clientes como tuya propia.
¿Qué es el rebranding?
Cualquier proceso de transformación y actualización referido a una marca puede considerarse rebranding. Este suele llevarse a cabo desde un planteamiento estratégico, como resultado de la detección de un problema actual o potencial.
Los cambios contemplados en un proceso de rebranding deben perseguir un objetivo, que suele ser el de solventar esos problemas relacionados o surgidos a raíz de la identidad actual.
Cuando se lleva a cabo un rebranding, no suele bastar con un cambio estético. Para reorientar una marca es necesario un replanteamiento transversal, que tenga en cuenta todos los aspectos de la misma. Esto puede incluir una reconsideración de los valores principales de marca, un cambio de propuesta de valor…
Rebranding parcial o total
Dependiendo de la profundidad de la transformación llevada a cabo en la marca, podemos diferenciar los procesos de rebranding entre parciales y totales. No hay uno mejor que otro. Todo dependerá de las circunstancias de cada marca.
Rebranding parcial
Es aquel en el que se revisan determinados aspectos de la marca con una motivación estratégica.
Puede implicar cambios en el logotipo, en la identidad o los valores de la marca. Persigue paliar problemas concretos que merman la reputación o los resultados de la marca.
Rebranding total
Se trata de una transformación global de la marca. Llegando incluso a cambiar el nombre de la misma. El
objetivo es cortar por lo sano con todo lo que la marca ha representado y transmitido hasta el momento.
Síntomas de que tu marca necesita un rebranding
No siempre es fácil darse cuenta de que tu marca necesita un lavado de cara. Una vez realizado el trabajo de branding, resulta difícil desprenderse de todo lo que nos representa o tomar consciente del origen del problema.
Los motivos que suelen estar detrás de un rebranding van desde la sensación de que una marca está anticuada hasta una mala fama labrada a lo largo del tiempo por una mala praxis.
Para ponértelo más fácil, te dejamos unos cuantos síntomas de que tu marca necesita actualizarse.
Su aspecto está anticuado
Si tu marca parece sacada de un capítulo de Cuéntame…, es probable que necesite un rebranding. Aunque funcione bien, si modernizas un poco su aspecto, seguro que tus clientes lo agradecen. Hasta puede que te ayude a convencer a esos clientes a los que has estado espantando hasta ahora.
No consigue conectar con su público objetivo
Si tu cliente ideal y tu marca no acaban de conectar, puede que el problema lo tengas tú. Quizás es momento de replantearte la identidad de tu marca y alinearla un poco más a ese cliente que sabes que es perfecto para ti.
Tiene mala fama
Este es uno de los motivos que más suelen pesar a la hora de decidir si llevar a cabo un rebranding. Puede que con el tiempo, la imagen de tu marca se haya visto perjudicada por proyectos que han salido mal o por temas ajenos a ti. Ese puede ser el momento perfecto para darle un lavado de cara completo y empezar de cero. La experiencia que tienes no se va con el nombre de tu marca.
No representa la realidad actual de la empresa
Las marcas, como las personas, cambian con el tiempo. La gente entra y sale, y con ellos nuevas ideas y formas de entenderlas. Cuando esto pasa, es necesario actuar. Los trabajadores deben sentirse parte de la marca y comulgar con sus valores y realidad. Un rebranding puede ser la forma perfecta de lograrlo.








